Cultura Ágile. El mejor antídoto frente al entorno VUCA.
No cabe duda de que estamos inmersos en un entorno VUCA (o VICA, siglas de Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo). Frente a este panorama necesitamos unas pautas que nos clarifiquen cómo abordar con mayores probabilidades de éxito los desafíos a los que nos enfrentamos.
Frente a la volatilidad del entorno, en el que los cambios se suceden a gran velocidad, con la inestabilidad que ello conlleva, necesitamos bajar la visión de empresa a cada equipo de trabajo. Una visión de futuro compartida, que sirva de brújula y dote de sentido a las acciones diarias, que ancle al presente, pero con la mirada puesta en el futuro. Es importante que en la comunicación diaria se haga referencia a ella de una u otra manera para que perciba “viva”.
Ante la incertidumbre y su falta de predictibilidad, estamos en un entorno en el que nos movemos principalmente en el corto plazo. Esto genera incomodidad, ya que por lo general las personas somos adictas a las certezas porque necesitamos sentirnos “seguras”. Ante esta circunstancia es de sentido común que no solo aceptemos, sino que abracemos la incertidumbre.
Para lograr esto y a la vez los colaboradores minimicen su percepción de inseguridad, la estrategia más efectiva es implantar un sistema de comunicación ágil y de calidad (reuniones de sincronización diarias, retrospectivas de mejora continua, etc.) espacios físicos y/o virtuales en los que se informe continuamente al equipo, donde se escuche las opiniones de aquellos que están más cerca del cliente, donde se acuerden los objetivos, se unifiquen criterios, etc. ¿Para qué? Para que las personas se involucren y se cree un fuerte sentido de pertenencia al proyecto.
Para minimizar la complejidad es fundamental crear organizaciones en las que predomine la claridad. ¿Qué significa? Trabajar de la forma más sencilla posible, simplificando procesos y yendo a lo fundamental. Focalizarse en el mantra “menos es más”. Preguntarse, ¿de todos los procesos internos que realizamos cuáles aportan valor al cliente? Y aquello que no tenga una transferencia positiva en los clientes, minimizarlo o eliminarlo, ya que se trata de un desperdicio (muda en Kaizen).
Si unimos volatilidad, incertidumbre y complejidad, da como resultado un entorno ambiguo, en el que el mejor antídoto para afrontarlo es desarrollar una cultura Ágil.
“Agile es una actitud, no una técnica con límites”– Alistair Cockburn –
Agile, es mucho más que implantar un marco de trabajo como SCRUM. Agile es un mindset sustentado por una serie de principios y valores. Es desarrollar una cultura específica que está constituida por los comportamientos que manifiestan las personas. Por ello, es crucial realizar un abordaje en ambos sentidos:
Procesos: implantación de marcos de trabajo Agile.
Personas: trabajar sobre las creencias y valores de la organización.
¿Por qué? La experiencia nos dice que las empresas que fracasan en Agile, son aquellas que no tienen en cuenta el componente Personas. Agile se fundamenta en la transformación de las relaciones dentro de la organización, recayendo el poder en las personas en lugar de las jerarquías y en la creación de equipos de trabajo de alto rendimiento autogestionados, multidisciplinares e inmersos en entornos colaborativos y de mejora continua.
Todo esto, implica un profundo cambio de mentalidad en la forma de dirigir, comunicar, tomar decisiones y gestionar, además de un aprendizaje de las técnicas y herramientas que lo hacen posible. Por ello, en Ágama aplicamos herramientas de autoconocimiento y evaluación de roles y competencias como PDA y BELBIN, porque ayudan a conocer los gaps existentes entre lo que se necesita para trabajar en un entorno de trabajo ágil y la realidad personal, de esta manera se pueden realizar las intervenciones a medida para conseguir el cambio necesario para abordar con agilidad y éxito el entorno VUCA.