Si se pretende lograr una empresa emocionalmente inteligente, es importante entre otras cosas, definir valores que equilibren de una manera coherente lo que se piensa, lo que se siente y lo que se hace en la organización, semejante a lo que sucede con las personas. De esta manera, es más factible conseguir eficacia y eficiencia en la tarea, a la vez que armonía y satisfacción en las personas.
Muchas empresas exitosas, se han planteado la definición de valores de esta manera, consiguiendo así ser productivas, rentables y estar catalogadas como lugares donde las personas desean trabajar. Por ello la primera pregunta que es necesario hacerse es: ¿Qué tipo de empresa queremos ser o tener?; la segunda es: ¿Qué necesitamos creer, sentir y hacer para lograrlo? Esto es así porque los valores son las creencias y principios que forman la identidad de la empresa, por lo cual formalizarlos proporciona ventajas sustanciales tanto a nivel interno como externo.
TIPOS DE VALORES ]
Podemos distinguir dos tipos de valores, los esenciales o los core values, que son valores fundamentales porque están directamente relacionados con la misión y visión de la empresa y ayudan en los procesos más importantes de toma de decisiones. En cambio, los valores más operativos pueden referirse a un área de la empresa, a unos procesos específicos, o a funciones inherentes a los puestos y evidentemente, tienen que estar alineados con los valores esenciales para que exista coherencia y se observen en los comportamientos cotidianos.
Los core values son más permanentes que los operativos, ya que tienen que ver con aspectos esenciales de la empresa, en cambio los segundos pueden cambiar cuando cambien las áreas, los procesos o las funciones y cualesquiera que sean, es necesario volver a chequear la coherencia que tienen con los core values.
CANTIDAD DE VALORES ]
Lo que se pretende con los valores, es que rijan realmente el comportamiento del personal y sirvan como referente para la toma de decisiones. Por ello no deben ser demasiados para favorecer así su recuerdo y evitar que se puedan provocar contradicciones entre ellos. Si solo se fijan valores esenciales o core values, es recomendable que no superen en número a los diez, de los cuales cinco sean de obligado cumplimiento. En cambio sí también se fijan valores operativos, es conveniente reducir los esenciales a cinco o siete como máximo.
En el caso de los valores operativos, es conveniente elegir los más relevantes, por lo que no deberían ser más de tres.
VALORES ESENCIALES O CORE VALUES ]
Debido a que estos valores representan el corazón de la empresa, tienen que ser acordes a la actividad de la misma, reflejando la esencia del negocio. Depende del tipo de actividad de la empresa, es importante escoger aquellos más representativos, por ejemplo un cirujano debería darle más importancia a la precisión que tal vez a la amabilidad o simpatía; sin embargo en una empresa de servicios, la calidad de atención al cliente es fundamental.
Los valores esenciales permiten realizar la misión de la empresa y deben cubrir las dos dimensiones, la económica y la social. La económica en una empresa es crítica y los valores asociados tienen que asegurar su rentabilidad. Para cubrir la dimensión social, los valores deben hacer referencia a aspectos inespecíficos como generar empleo, cuidar el medio ambiente, etc.; y más específicos, asociados al sector y actividad que se dedique la empresa.
En definitiva, los valores esenciales informan a los clientes sobre la empresa y muestran la identidad de la misma. Y en mercados tan competitivos como los actuales puede resultar una ventaja competitiva, por ello es importante equilibrar los valores y que cubran las dos dimensiones, la económica que afecta más a nivel interno y la social, a nivel externo.
VALORES OPERATIVOS O ESPECÍFICOS ]
EQUILIBRAR LOS VALORES ]
En definitiva, para que los valores impacten positivamente en las personas y en los resultados, deben equilibrar la dimensión económica con la dimensión social y a su vez estimular en las personas lo intelectual, lo emocional y lo conductual, solo así se consigue la coherencia a la que apela la inteligencia emocional.